Cusco, Machu Picchu y el Valle Sagrado

Parte del diario de viaje «Viaje por el Tawantinsuyo :: Perú y Bolivia«

Introducción pre-diario, porque el destino lo merece…

Cusco es la palabra para denominar la raza de todos los perros que he tenido hasta el día de hoy. También, a la alevosa capital del antiguo imperio Inca, la «Roma de América» como le llaman. Maravilla del Perú y de toda la humanidad. También epicentro turístico debido a su cercanía de una de las siete maravillas del mundo moderno, la ciudadela de Machu Picchu. Cusco, al igual que Río de Janeiro, pertenece en mi opinión a ese pequeñisimo grupo de ciudades del mundo capas de satisfacer a cualquier turista, sin importar edad, gustos, estatus social, presupuesto o pretensiones.

Niña de Cusco, Perú
Niña de Cusco, Perú

Al haber sido la capital de uno de los grandes imperios del mundo antiguo es obviamente de por si un lugar interesantísimo. Al caminar por sus calles de piedra es fácil perderse en el tiempo (y perderse también en el sentido literal) imaginandose por un rato como podría ser la vida 5 siglos atrás.  Ofrece tantos atractivos históricos como se quiera y a gusto del viajero, museos por todos lados, ruinas impresionantes como la de Sacsayhuamán, decenas de iglesias de la época colonial, plazas y por que no cada calle, esquina, que ya son historia de por si. Desde los hoteles más caros del continente a hostels por menos de 10 dólares la noche, desde bailantas peruanas para quebrar las caderas como chorizo seco hasta lounges vips para codearse con lo mejor de la sociedad (o lo peor?). Chistes prejuiciosos de lado, es una ciudad que lo tiene todo y sabrá agasajar a cualquier viajero.

A veces tanta maravilla pide un pequeño sacrificio; Cusco está a 3.400 msnm (metros sobre el nivel del mar). Esto no es poco y el organismo que no esté acostumbrado lo va a sentir en mayor o menor medida, sobre todo si volamos directamente sin previa aclimatación. No hay que tener miedo, mucha gente no sufre los efectos de la atura o lo hace en forma más leve y en todo caso, creo la ciudad bien vale la pena unos pocos días de malestar. De todas formas puede ser buena seguir los consejos básicos dícese, tomar té de coca (o los que viajen con mate), MUCHA agua, (repito) MUCHA agua, una novemina o similar para cortar el dolor de cabeza y sobre todo, reposo los primeros días, darle muy tranqui, sin mucha exigencia física. En mi caso no tuve problemas de altura ya que llegué en bus, subiendo desde Lima gradualmente, y además venía de 10 días de montaña en Huaráz, en la Cordillera Blanca.

Plaza de Armas, Cusco
Plaza de Armas, Cusco

Cusco no solo es maravillosa de por si sino que se encuentra sobre en «Valle Sagrado«, hogar de otras maravillas. La más conocida es sin duda Machu Picchu y no precisa introducción, las ruinas de Pisac (hermana menor de Machu Picchu, más humilde y también mucho más personal), el museo viviente que es el pueblito de Ollantaytambo y su descomunal parque arqueológico, las minas de sal y una decena de lugares más, todas muy accesibles desde Cusco en bus.

Que hacer en la ciudad de Cusco es algo que tal vez no soy el indicado para decir ya que yo generalmente no visito museos sino que generalmente me dedico a caminar por las calles, sentarme a tomar unos mates por ahi y ver que onda, y para esto Cusco es ideal. Si recomiendo subir al mirador del cristo, de donde las vistas son increíbles. Las ruinas de Sacsayhuamán, la Catedral (o la gran cantidad de iglesias). Tema noche, la oferta es bastante diversa, mucha movida para turistas («gringos») en la vuelta de la Plaza de Armas con bares, bailantas etc. También hay bailes 100% peruanos donde no van los turistas, esto puede estar bien para algunos y para otros no, no recomiendo mandarse de una, si hablar con la gente a ver que se recomienda. Yo y mi cumpa eramos los únicos «gringos» en un mar de peruanos en una bailanta lejos de la plaza y la pasamos gozado!

Volviendo al estilo «diario de viaje»…

El bus de Lima a Cuzco es el más alevoso que he viajado, no es barato pero se viaja muy bien, también de la empresa Oltursa. Llegamos a la terminal de Cuzco y tomamos una combi pública hasta la plaza de armas, quizá la reina de las plazas de armas. De ahí a un hostel que habíamos visto en Hostelbookers, «EcoPakers«, en una casa vieja reformada, ex orfanato. El hostel impecable, las camas mejor que las mía y el staff buena onda. Tiene bar, cocina restaurante y todo el queso.

Caminar por las calles de Cusco es como volver el tiempo atrás
Caminar por las calles de Cusco es como volver el tiempo atrás

Como tuvimos la suerte de estar en Cusco el fin de semana, no se podía despreciar esa noche. La movida es abundante, más que nada en la vuelta de la Plaza de Armas. Muy orientada a turistas y con abundante oferta falopera, faso, merca y alucinógenos por doquier…o tengo pinta de harto duro no se. Fuimos a el boliche turista «Mama Africa» (entrada libre) pero después conocimos a una pareja peruana y nos fuimos a la discoteca «Caos» donde éramos los únicos extranjeros. Tremendo boliche, grande y mucho más barato que el otro. A la vuelta pasamos de nuevo por Mama Africa, fue una noche larga que me encontró en su final, fiel a mi estilo, pegando una siestita por ahí.

Cusco es muy lindo para recorrer a pié, para viajeros con pocos días, 2 o 3 son quizá suficientes en mi opinión aunque da para mucho más si se quiere. Sacsayhuamán y el mirador del cristo, unas ruinas en lo alto del valle al borde de la ciudad, son un excelente lugar para ver toda la ciudad en sí pero también para empezar a apreciar a lo que llegaron los Incas en cuanto a ingeniería y arquitectura.

Al otro día fuimos a Pisac en donde subimos en taxi por el camino de atrás (se puede subir a pié por adelante) hasta el punto más alto de las ruinas para luego bajar en un tranco muy tranqui y disfrutable. Las ruinas están muy buenas pero sobre todo para hacerlas antes de ir a Machu Picchu. De ahí tomamos otro transporte comunitario hasta Urubamba donde imprimimos las entradas a Machu Picchu y las pagamos en el banco de la nación (abierto hasta las 17.30) y otra combi hasta Ollantaytambo donde nos quedamos en el hostel «chaska wasi«, frente a la plaza. Prolijo, camas medias fuleras, desayuno mediocre, agua caliente razonable y semi vacío (como Ollantaytambo).

Ollantaytambo u «Ollanta» para los amigos, está excelente. No estaba en el plan inicial pero los cuentos de mi querida tía me obligaron a ver con mis propios ojos las maravillas que me contaba. El pueblo está en el valle de donde se ve el parque arqueológico (muy recomendable) y las «colcas» arriba en la montaña (también vale la pena ir, más que nada por la vista al pueblo). Estas «colcas» son un ejemplo del conocimiento del imperio Inca ya que aquí guardaban los granos de un año a otro, aprovechando las corrientes de aire frío que pasaban exactamente por ese lugar. También cerca del pueblo se puede visitar las canteras de donde estos nenes sacaban la piedra para sus obras. Lo interesante del pueblo es también que los cimientos de las casas son incaicos por lo que se puede ver el planeamiento urbano original. El pueblo supuestamente tiene forma de maíz, y visto desde la altura de las colcas hay que decir que se parece bastante.

Hacia Machu Picchu por la ruta alternativa

Al día siguiente esperamos el bus hacia Quillabamba del cual nos bajamos en el poblado de Santa María para seguir hacia Macchu Picchu por lo que llaman el «camino alternativo» ya que se hace con mucho menos guita que yendo en tren o que el famoso y para mi un poco sobrevalorado «Camino del Inca» pero obviamente es menos pintoresco. El bus no debería parar en Ollantaytambo por lo que la subida ahí es de canuto y por lo tanto viajamos casi todo el viaje tirados en el piso.

Llegamos al pueblo de Santa María que parece vivir solo de la poca gente que hace este camino hacia Machu Picchu. Ahí un milico nos indica que a pié son solo dos a lo sumo tres horas hasta Santa Teresa, del cual tomaríamos un taxi hasta Hidroeléctrica para finalmente caminar por la vía hasta Aguas Calientes, el pueblo que está abajo de Machu Picchu. Arrancamos a caminar a muy buen ritmo pero después de casi dos horas no habíamos llegado a Santa Teresa y no parecíamos estar cerca por lo que hicimos dedo y nos levanto una Toyota y nos tiro en Santa Teresa sin antes pedirnos «algo pal refresco amigo?«.

La caminata de Hidroeléctrica a Aguas Calientes, a veces ofrecida como «opcional» esta tremenda, yo incluso pagaría por hacerla caminando y no en tren como se estila. Se sale de Hidroeléctrica y después de ganar unos 20-30 metros de altura es una caminata plana, acompañada todo el trayecto por el Río Urubamba y la vía del tren. El pueblo de Hidroeléctrica ya está bastante metido entre montañas selváticas pero esto se vuelve más intenso cuanto más cerca de Aguas Calientes. Nosotros arrancamos a caminar a media tarde por lo que vimos la transición del día a la noche en la selva y es espectacular, la selva de va despertando con ruidos de grillos, ranas etc. y todo se cubre de una bruma, es de película. Después nos enteramos que esa bruma al final era humo de no se que pero bueno.

La llegada a Aguas Calientes también fue tremenda ya que el pueblo está en una franja que no debe tener más de 500-1000 metros de ancho entre precipicios selváticos de piedra. Es verdad que es bastante turístico y artificial pero llegar de noche hizo que esto no se notara tanto y además, al alejarse un poco del centro se ve la vida que tiene el pueblo en sí, que es donde viven sus vidas, valga la redundancia, la gente que trabaja para el turismo. En este caso el 110% de la actividad económica. Al pueblo no llegan rutas, solo una vía de tren desde Hidroeléctrica y otra desde Ollantaytambo.

Hay bastante polémica con el tema del tren ya que no existe una opción barata, ni siquiera para los propios peruanos y muchos de estos se matan año a año al transitar durante las épocas de lluvias por los caminos que anduvimos nosotros, que son todos de arcilla y tierra.

Al otro día amanecimos 4 AM para estar 4.30 en el puente del que se arranca a subir a Machu Picchu. La subida es un poco cansadora, 1 hora en la obscuridad y sudando como testigo falso. Llegamos casi primereando a la puerta y entramos.

Machu Picchu…

Todo el mundo conoce Machu Picchu (se pronuncia Machu Pic-chu), todo el mundo quiere ir y muchos ya lo hicieron. Es una de las 7 maravillas del mundo moderno, patrimonio de la humanidad según la UNESCO y plétora de condecoraciones internacionales mas. Las teorías detrás de Machu Picchu son tan numerosas como diversas, algunos estudios aseguran que fue para los Incas una ciudad ceremonial, ligada totalmente al aspecto religioso, otros dicen que fue en verdad una ciudadela militar, otros un lugar de descanso de Pachacutec y por ahí sigue la lista. Para mí es un ejemplo de lo que podemos llegar a ser como especie, un monumento a la inteligencia, perseverancia e imaginación resumido en la falda de una montaña metida en la selva. Para los Peruanos es un símbolo de orgullo nacional y una mina de dólares sin fondo. Para el 90% de los turistas que la visitan hoy en día, una selfie destinada a la foto de perfil de facebook. Una cosa es seguro, a todos les llega de una forma u otra, con mayor o menor intensidad.

Machu Picchu, joya de la humanidad
Machu Picchu, joya de la humanidad

No voy a entrar en detalles de como recorrerla o que ver, Machu Picchu es IMPRESIONANTE y para disfrutarla hay que dejarse llevar por sus laberínticas calles y escaleras. Desde el punto de vista de «que hay para ver» específicamente en la ciudadela, tal vez lo mejor sea contratar algún tour para adquirir un contexto de lo que estamos viendo (respecto a los guías, los hay buenos y mailisimos, es siempre una rifa). Flanqueando la ciudadela se encuentran dos montañas, una llamada Wayna Picchu («montaña nueva») y otra llamada Machu Picchu («montaña vieja»), bastante más alta. Ambas se pueden subir y para esto se requiere comprar un pase junto con la entrada principal. Wayna Picchu es la más popular y se agota antes, conviene reservar con anticipación.

Nosotros recorrimos y caminamos durante un rato y a eso de las 10 arrancamos a subir a la montaña Machu Picchu propiamente dicha, que se levanta 800 metros por sobre la ciudadela. Ya abajo estábamos medio muertos, sin desayuno ni mate por lo que la subida fue agónica pero llegamos. La ciudadela se ve allá abajo e hizo valer la pena el esfuerzo, las vistas de las ruinas, el Río Urubamba, las montañas selváticas….Un espectáculo.

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Mujer admirando la belleza de la vista desde la Montaña Machu Picchu

Una vez abajo fuimos al Puente del Inca, un lugar no tan famoso o tan visitado masivamente pero que realmente vale la pena ver. Se trata de un puente hecho literalmente en un precipicio, no sobre ni encima, sino literalmente en el precipicio! Era parte de uno de los tantos caminos oficiales que llegaban a la ciudadela (el famoso trekking «camino del inca» es otro y el único hoy en día abierto).

Puente del Inca, uno de los tantos antiguos caminos que llegaban a la ciudadela
Puente del Inca, uno de los tantos antiguos caminos que llegaban a la ciudadela

Llegados a Aguas Calientes, nos clavamos 2 cocas frías y una de agua, calzamos unos short de baño y a las termas, piscinas con agua caliente así como sale de la Pachamama por lo que son bastante turbias, lo que no quiere decir sucias en lo absoluto. Lo bueno que levantabas la mano y caía «Carlitos» que te daba de tomar lo que quieras, garpando a la salida obvio.

Camino a Aguas Calientes, Valle Sagrado, Perú
Camino a Aguas Calientes, Valle Sagrado, Perú

Al otro día de mañana arrancamos de vuelta a patear a Hidroeléctrica. De ahí conseguimos transporte directo a Cusco a muy buen precio y directo (con una buena dosis de regateo). Llegamos de noche, levantamos nuestros cacharpos en el hostel (habíamos llevado algunas cosas a la gira por el valle sagrado) y seguimos a la terminal para el bus a Copacabana, ya siendo esto en Bolivia. Llegamos a Copacabana a media mañana y esperamos hasta las 13.30 para el barco a la Isla del Sol.

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