La localidad de El Chaltén es un pequeño pueblo de la provincia de Santa Cruz al pié de la cordillera. Encajonado en un valle entre montañas y atravesado por el Río de las Vueltas, es famoso por sus vientos de gran intensidad. Lo llaman la capital nacional del trekking y vaya que le queda bien el nombre. Es la puerta hacia lugares icónicos de la Patagonia, el monte Fritz Roy (también conocido como Chaltén) y el imponente Cerro Torre. Desde el Chaltén existen infinitas posibilidades en actividades de montaña, para todos los niveles. También es el pueblo más joven de Argentina, fue creado en 1985, en plena disputa territorial entre con Chile.
Una vez arribado al pueblo me instale en el Hostel del Lago y me acosté un rato porque no había dormido nada en mi periplo con los amigos chilenos. Me levanté al medio día y salí a conocer el pueblo. Subí al mirador del cóndor, una muy linda caminata hacia uno de los cerros que encajonan al pueblo y a sus famosos vientos. De ahí caminé hasta la cascada de el chorillo, también muy linda y volví al hostel a cocinar unos fideos en una sobrepopulada y media desordenada cocina.
El siguiente día lo dediqué al trekking. Realicé una caminata de un día con vistas al Cerro Fritz Roy (o «Chaltén») y al Cerro Torre (la palabra «vistas» es por supuesto siempre que el clima lo permita ya que se cubre con facilidad). Para hacer ambas salidas juntas sugiero salir bien temprano y creo que requiere un estado físico moderadamente bueno ya que el recorrido que hice es generalmente dos recorridos separados. De tener más días inclusive lo recomiendo para hacerlo más tranquilo.
La idea era arrancar muy temprano para hacer los dos principales trekkings de la zona combinándolos en uno solo. Me atrasé un poquito y me vino bien ya que al comienzo de la subida coincidí con Pía, una muy linda chica de Austria. La primera vez que nos cruzamos nos saludamos cordialmente, y yo pasé adelante pero luego tuve que parar a atarme los cordones y ella me paso. Luego ella tuvo que guardar su campera en la mochila por lo que la pasé yo de nuevo sin decir nada mas y con una sonoriza de camaradería que se experimenta en esta actividad. Resulta que yo decido guardar mis bastones ya que la subida no los merecía e iba a ser la cuarta vez que nos íbamos a cruzar en menos de 15 minutos por lo que ahí decidí cortar con el tema y me presenté –si nos vamos a seguir cruzando todo el tiempo por lo menos vamos a presentarnos!– Situaciones como esa en las que me logro sacar la estúpida timidez de encima generalmente son muy bien recomenzadas ya que penábamos hacer el mismo recorrido y disfrutamos de un día de charlas y risas espectacular.
Fue uno de los trekkings en los que más tiempo estuve caminando ya que contando una parada de quizá 2 horas, caminamos durante 12 horas! La lastima fue que el clima no ayudo y no pudimos ver ni el Fritz Roy ni el Cerro Torre pero si increíbles paisajes, glaciares, montañas y bosques patagónicos. Ya bastante cansados volvimos al pueblo donde nos encontramos de nuevo con unas minas israelitas que yo había conocido en el Queulat. Luego fuimos con Pía a por esas cervezas de celebración.
