Patagonia – Parte 13 // Punta Arenas

Me levante a las 9.40 al grito de Shakana, el dueño del hostel –desayuno ultimo llamado! Para mi sorpresa me levante bastante bien salvo por el cuello totalmente contracturado. Desayunamos con Shakana y Luis, otro ex guardaparques muy macanudo que me estuvo explicando mucho sobre el parque y la geología.

Me despedí y arranque viaje bajo un cielo amenazante que supo cumplir a los poco minutos que salí del hostel. Caminé bajo lluvia hasta un caseta donde espere media hora hasta que un par de pescadores me levantaron y me tiraron en un puesto de gendarmes 10 km mas adelante. Ahí estuve quizás unos 30 minutos charlando y mateando con el oficial que le caían muy bien los Uruguayos (vamos con buena reputación en el sur), hasta que levanto un operario de perforaciones de carbón que me tiro en la plaza de punta arenas. Irónicamente habíamos estado en el mismo baile el día anterior tomando alguna que otra bebida espirituosa. También creo que el se venía durmiendo.

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Rambla de Punta Arenas

Desde ahí me fui al blue hostel que era el que figuraba mas barato en hostelworld. El hostel si bien no estaba mal tenia un serio tema con el olor. Yo soy bastante resistente a malas camas, ruidos etc pero el mal olor es algo que no me agrada mucho, especialmente porque pagando menos me podía quedar en un camping respirando aire puro y probablemente pagando menos entonces cuando por las ventajas que ofrece, elijo un hostel esas cosas no están muy buenas. En seguida que me instale conocí a un argentino de viedma que supuestamente había recorrido todo Latinoamérica. Bajé y conocí a otro Argentino, que trabajaba en las petroleras de Río Gallegos. Un tipo bastante difícil de describir ya que era sumamente amable y atento pero por otro lado parecía totalmente obsesionado con el sexo y los puteros. Como trabaja en un régimen de 7×7 (7 días de trabajo, 7 días libres) va muy seguido al hostel para estar ahí haciendo nada. Me acompaño al «mall», un mega hiper súper centro comercial no muy caro. Ahí compre mi campera de lluvia y averigüe por sobres de dormir.

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Otra de la rambla, sobre el famoso Estrecho de Magallanes

Esa noche estaba hablando con el mi hermano coordinando una mandada de dolares de Uruguay y se me aproximó el primer argentino que conocí al llegar, este se disculpó por haber escuchado de rebote mi conversación y amablemente se ofreció para que el mi hermano me deposite los dólares en su cuenta y nosotros lo retirábamos sin pagar ningún costo extra. Yo al final le agradecí pero decliné su oferta a pesar de su insistencia. El amigo me había dado buena espina pero mi instinto se rehusaba a depositar guita en una cuenta ajena. Seguimos de charla y como yo quería salir a comer algo lo invité y me dijo que no tenía ni un peso pero que al día siguiente iba a sacar del banco, por lo que lo invité y le dije que mañana me pagaba. Fuimos a comer unas hamburguesas y al sobre.

Al día siguiente me levanto y me lo encuentro y esperé a ver si mencionaba nuestra deuda pendiente pero ni una palabra, hasta vi que me evitaba lo que me molestó un poco, no por que me debiera plata ya que era muy poco pero si porque no viniera y me encarara con la verdad. Si me hubiera dicho –che loco mirá que no tengo plata para pagarte- no pasaba nada, para mi hubiese sido un gusto invitarlo pero eso no pasó y en el tema deudas yo soy medio vieja escuela. Me arrimé y le recordé nuestra deuda y me dijo que estaba saliendo al banco a sacar la guita, que volvía y me pagaba, ok, vamo arriba.

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Vista de la ciudad

Ese medio día salí a comer mariscos porque «hay que comer mariscos en Chile» y fue toda una experiencia: el olor del baño inundaba el restaurante, un borracho local del lugar me quiso pegar y lo echaron. Para completar, el mozo totalmente amanerado, se cerró la bragueta en mi cara mientras me recitaba el menú del día! Jajaj, no estoy exagerando! Además me tomé el caldo en que venía los mariscos y parece que le erré, era agua con aceite y no era para tomar, me cayó bastante mal, por no decir horrible.

Después de un par de horas de receso en el hostel salí a dar esas vueltas, levanté los dolarangos que me había girado mi hermano y me compré una tan necesitada bolsa de dormir The North Face. Caminé bastante por la rambla admirando el Estrecho de Magallanes, recordando mis lecciones de historia de la escuela cuando ni siquiera sabía donde se ubicaba lo que estaba ante mis ojos. Al volver al hostel tuve mi encuentro final con el loco de Viedma, le volví a recordar de nuestra deuda y me dijo que en el banco le habían trancado la tarjeta y que no podía retirar nada…ejem….No quiero ser desconfiado pero creo que acababa de zafar de una muy improvisada estafa, que garrón me iba a comer si hacía el giro con el!! Lección aprendida! Esa tarde desapareció y no volvió más.

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