Amanecí y luego de despedirme de la gente del hostel arranqué para la ruta en las afueras de Coyhaique. La idea era buscar la ruta temprano ya que los israelitas que había conocido el día anterior me iban a salir de competencia ese mismo día y quería ganarles la madrugada. Por suerte cuando me fui del bar estaban dándole duro al Pisco y/o algún otro estimulante por lo que se facilitó la situación y al otro día ni los vi.
Una media horita de espera y me levanta un señor de mediana edad, ingeniero eléctrico que me dejó a 5 km de Coyhaique – de a poco come la gallina y aún así engorda – De ahí me levanto otro capo, de Santiago, con el que terminamos visitando su nuevo futuro emprendimiento turístico a pies de la pista de esquí de Coyhaique. Cansado de la vida metropolitana en la gran ciudad apostó a hacer una especie de SPA a los pies de una pista de esquí – imagínate tú, después de todo un día de esquí, pagarías lo que sea por meterte en una piscina de agua caliente tomando algo! – Vimos como iban las obras del movimiento de tierra, coordinó con los maquinistas y después se la jugó y me termino llevando hasta Villa Cerro Castillo. Luego de muchos kilómetros recorridos por una ruta increíble, cuando me dejó en la villa me agradeció y me decía que el a veces se olvidada lo hermoso que es su país, hasta me parece que disfrutó mucho mas que yo el viaje, por suerte no fue la única vez que me pasó.
Villa Cerro Castillo lleva su nombre por el inmenso cerro sobre el pueblo. A la distancia se parece un castillo con sus paredes y troneras dentadas. Esta muy bueno y metido en un ambiente rural verde y florecido. Ahí cerca también se encuentran las cuevas de las manos (Chilenas), unas cavernas con pinturas rupestres de como 10 mil años de antigüedad pertenecientes a los primeros registros de seres humanos en Sudamérica. Para mi orgullo yorugua («uruguayo» en un lenguaje terraja), ha habido novedades acerca de esto y aparecieron fósiles con marcas de humanos con 30 mil años de antigüedad.
Ahí estuvo complicada la mano para hacer dedo (valga la redundancia). Muy poco transito y una camioneta que me podría haber llevado, frenó mas adelante y subió a 2 americanos que habían llegado mucho después de mi pero que se habían colocado más adelante…gajes del oficio. Después cayeron los israelitas con los que no nos quedó otra mas que tomarnos un bus hasta Puerto Río Tranquilo. Uno tuvo la amabilidad de caminar 100 metros para venir a darme el aviso de tal bus.
Puerto Río Tranquilo le hace honor a su nombre ya que la tranquilidad es absoluta, hasta demasiado para algunas personas. Se ubica a orillas del Lago General Carrera, el cuarto más grande de Sudamérica y es compartido con Argentina, en donde se llama Lago Buenos Aires. El pueblo en si no es mucho, es lindo como todo pueblito patagónico pero en mi opinión nada especial. Lo que si tiene que es lo que hacen de este lugar un destino seguro son las «Cavernas de Mármol» y su cercanía al Glaciar Exploradores.
Luego de recorrer buscando alojamiento, terminé montando mi carpa en un camping, que era en verdad el fondo de una casa. Los compañeros de ruta israelitas se tuvieron que quedar en unas cabañas (del mismo dueño) porque no se permitían israelitas en el camping. Otro gran tema en la Patagonia y hasta en toda Sudamérica, la relación con los jóvenes de Israel que salen luego de finalizado su servicio militar.
Al siguiente día fui en busca del kayak que quería alquilar para llegar hasta la Catedral de Mármol. Normalmente valen 28 mil pesos chilenos (apróx. USD 50) pero yo había hecho un buen arreglo con una señora que podía resultar. El acuerdo era que si le llevaba a un grupo de gente, por 10 mil me llevaba en la lancha y me tiraba en el kayac y yo me volvía solo remando. Lamentablemente como los israelitas ya habían arreglado por otro lado y no conseguí a nadie más no pude hacer el negocio. Por algo se dan las cosas ya que al final se largo un temporal de viento alevoso que me hubiese complicado MUCHO. Al final terminé uniendome yo al barco de los israelitas donde tuve que oficiar de traductor porque ellos solo sabían decir «descuento» y «gracias» en español, y no estoy exagerando.
Las Cavernas de Mármol son unas formaciones geológicas de un tipo de mármol que se fue erosionando con el paso de los años formando unas cavernas y formaciones impresionantes. Los múltiples tonos y texturas de la piedra generan, con el azul violento del lago, una especie de simbiosis que te deja boquiabierto. Casi 5 años antes, cuando Patagonia era para mí una tierra lejana, había visto en Flickr una foto de este lugar y nunca me lo pude sacar de la cabeza, verlas con mis propios ojos fue alucinante.
A la vuelta de las cavernas nos pusimos con los israelitas a procurar salir del pueblo. Ellos iban para Chile Chico para cruzar a Argentina y yo continuaba hacia el sur. Como el tema del dedo seguía complicado tomamos un bus que iba al pueblo de Cochrane y en donde pasó algo muy lindo. Al principio el chofer no quería subir a los israelitas porque tenía un solo lugar (al que ellos que tenían preferencia, como estaban en grupo me cedieron a mí) pero después, parece que habían 3 lugares de sobra y los dejó subir. Como ellos eran 4 uno viajó sentado en el pasillo. El chofer los dejó en el cruce de ruta y seguimos hacia Cochrane. Para mi sorpresa no les cobró y a pesar de las insistencias no quiso agarrar nada de plata. Cuando les pregunté después el porque de su actitud me dijo que el creía que la gente te trata igual que como uno trata a la gente. Karma Patagónico. Muy buena filosofía.
