Patagonia – Parte 8 // Chile Chico y La Cueva de las Manos

Como los amigos chilenos del día anterior iban hasta Chile Chico en la orilla sur del lago General Carrera, pasé la noche en el camping de Cochrane ya arranque con ellos al día siguiente.

Si bien hay un paso hacia Argentina más cerca de Cochrane, el paso de Chile Chico es mucho mas transitado por lo que allá fuimos. Como ellos estaban en tranco turista ya que ya habían terminado su trabajo fuimos parando en miradores etc. Me invitaron a almorzar pero por mas que quisiera decliné, tenia que moverme rápido para adelantarme de los israelitas que había visto en el pueblo antes de Chile Chico. Nos despedimos y me dejaron a la salida del pueblo. De ahí caminé un par de kilómetros hasta que me levanto una señora con dos señoritas «de color», morochas o como sea políticamente correcto. Eran dos Colombianas con escotes enormes y calzas que parecían body paint. Charlando con la señora que me había levantado me dice que las muchachas eran «artistas» y en mi ingenuidad le pregunto –pero como artistas, en teatro o algo así? jaja no querido, artistas diferentes…artistas de la noche! – Me dejaron en el paso fronterizo donde cuando me di vuelta al auto para saludar veía que me tiraban besos! Que lindo que es viajar a dedo jua jua!

Hice aduanas y salí de Chile, de ahí pegue viaje con un veterano fachero, vestido en ropa deportiva que me llevó hasta el pueblo de Los Antiguos. El iba a cargar nafta ya que sale la mitad en argentina, muchos con los que anduve hacían lo mismo. Después de una caminata de unos 40 minutos me levantó una familia de Los Antiguos que me dejaron en la ciudad de Perito Moreno (a no confundir con el glaciar que queda bastante más al sur). Tenían una nena chica con la que quede en mandarle unas plumas y piedras cuando vuelva a Uruguay. Enseguida que me dejaron me levantó una familia francesa en una motorhome, el matrimonio y Luc y Justine, dos gurisitos muy simpáticos y vivaces. Como ellos iban a las cuevas de las manos, invitación de por medio allá fui con ellos. Ellos iban a quedar en su motorhome y yo pedí a la gente de la estancia para instalar mi carpa y no hubo problema, hasta me invitaron a cenar con ellos y todo. Jugamos un rato al fútbol con Luc y yo me fui a cenar a la cocina de la estancia. Ellas eran tres mujeres y un tipo jóven de bolivia, un valor, le encantaba charlar con la gente. Las mujeres un show, cual de todas mas graciosa, el acento de una de ellas, de República Dominicana era un poema. Jugamos al bingo donde perdí plata y me fui al sobre.

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Gracias a mis amigos franceses fue que terminé visitando las cuevas. Las ventajas de viajar sin plan establecido
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La Kelty en la estancia Cueva de las Manos

A las 9 salimos en el motorhome a un cañón a 20 km al sur de la estancia. Luego de atravesarlo en una muy linda caminata de quizá una hora llegamos a la entrada a las cuevas. Como no pude pasar por Argentino tuve que pagar el precio turista. Las cuevas están, para variar, exelentes. Estas pinturas rupestres son de las primeras evidencias de humanos en América y no es el único lugar en donde se encuentran. El método para realizarlas consistía en mezclar tierra y otros ingredientes en la boca para generar una especie de pintura natural y mediante un un hueso hueco que oficiaba de sorbete, ponían la mano en la pared y soplaban dejando el negativo. Ademas se pueden apreciar escenas de caza, estrellas y hasta una mano de seis dedos, lo que dispara todo tipo de hipótesis, desde una mano real de seis dedos hasta un bromista. Algunas pinturas tienen 9.000 años, en un contexto de que se supone el hombre ingresó a Sudamérica hace 15 mil años!

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Las tan famosas pinturas rupestres

De ahí bajamos por el cañón de nuevo al río y buscamos la forma de volver al motorhome por otro camino pero como no pudimos tuvimos que volver y hacer el camino regular. Pasamos a despedirnos por la estancia donde una de las mujeres me regaló dos bolsas de pan casero y pastaflora deliciosos no sin antes decirme en un tono chistoso «llevate esto ante que te vea la patrona y te lo quite!» Luego de despedirme de las 4 pequeñas gotitas como se hacían llamar, me dejaron de nuevo en la ruta con invitación a Francia de por medio y todo.

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Explorando con la flía Francesa
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Aquí encerraban a sus presas los aborígenes, tiene sentido…
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Posando para la foto…porque la verdad me estaba cag#&do de frío!

Ahí espere mas o menos 40 minutos, mucho frío y viento. Muy poco tráfico, quizás 4 vehículos en total. En eso pasa un camionetón Hunday chapa de Chile y sigue de largo, a primera vista iba lleno por lo que nos saludamos con buen espíritu. Por esas cosas lindas que tiene la vida a los 20 minutos volvieron a buscarme. Eran 4 chilenos, dos veteranos, uno un poco mas jovenes y una señora que fue la que los hizo volver tal parece que en ese tiempo desde que me vieron y siguieron de largo ella pasó retándolos hasta que no les quedó otra que volver! –pobre muchacho! mire si lo vas a dejar solo en la ruta con este frío! -. Allá arrancamos, ellos iban a Puerto Natales así que cartón lleno! viajamos medio apretados (más agradecido estaba aún) pero bárbaro. Charlamos sobre Chile y su relación con Argentina mientras le cebé buenos mates al chofer como yo venía con yerba canarias, el chofer estaba chocho, no podía creer la cantidad de mates que le había dado, le decía al copiloto mientras tocaba el reloj de la camioneta: –«mira! Este hueón me dio una hora de mate, ustede los uruguaios si que toman harto mate hueón!»

Después de muchas horas de manejada frenamos un par de horas en una estación de servicio para dormir algunas horas. Ahí ocurrieron dos eventos interesantes, en un momento salí a hacér pipi e irónicamente casi me me mea un zorrino! como habría de seguir mi viaje A DEDO si la alimaña me hubiera rociado! Segundo, en un momento uno de los chilenos salió de la camioneta porque le faltaba aire y se desplomó en el cemento contra la camioneta. Le había bajado la presión o el azúcar o no se qué, de medicina se muy poco pero igual le di unos chocolates que tenía.

Volvimos a la ruta y antes que saliera el sol me tiraron en el cruce a la ruta que entra a El Chaltén. Estaba MUY frío y ya abajo y con mi mochila al hombro, la señora empezó a insistir que me aceraran un poco mas por lo que volvimos a cargar mis cosas y me arrimaron 30 km (de los 80 que hay al Chalten) hasta que salió el sol. De ahí camine un poco mas, con bastante frío hasta que me levanto una camioneta pickup y me llevó en la caja hasta el pueblo más joven del país, El Chaltén.

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