Patagonia – Parte 14 // Villa O´Higgings y el cruce del Estrecho de Magallanes

Amanecí, apronté mis cacharpos y baje al hall del oloroso Hostel donde me encontré con unos catalanes que iban al aeropuerto. Yo quería salir de la ciudad hacia la ruta por lo que arranqué con ellos. Hicimos una cuadra cuando me acordé que me había olvidado del termo y mate hinchando en la cocina. Me despedí de la gente y bajé del taxi, levanté el mate y volví a salir en busca de un «colectivo», que en Punta Arenas son autos compartidos, para salir de la ciudad. Me tomé uno que me dejó bastante afuera donde me puse a elevar el pulgar.

A la media hora me levanta Andrés de Punta Arenas que iba al aeropuerto, me dejó en la entrada. Muy macanudo el tipo, viajero, dijo que algún día viajaría a Uruguay. Ahí esperé otra media hora hasta que me levantó otro tipazo. El amigo frenó tan lejos que yo pensé que no era para mi, al final me hizo señas y me pegue un pique. Otro valor el tipo, era vendedor de una marca de herramientas y era en esa tarea por la que recorría el sur de su alevoso país.

El iba a Natales por lo que yo me tenía que bajar en el cruce de la ruta 9 con la 255 que va camino al ferry sobre el estrecho para cruzar a la Isla Grande de la Tierra del Fuego. Resulta que la charla estaba tan entretenida, el mate tan bueno y veníamos tan rapido que me pasé, no un poco sino que casi llegué hasta natales de nuevo! mi chofer me invitó a que siguiese con el, que me invitaba a comer y después que termine sus negocios en Natales me llevaba de vuelta al cruce con la 255 o hasta Punta Arenas de nuevo. Decliné y me baje en la ruta donde 20 minutos más tarde me levantó otro valorazo, más o menos de mi edad que iba a Punta Arenas. El era «enganchador» en un yacimiento de gas, trabajo muy bien pago pero también el muy peligroso. Según me contaba, de muy poca expectativa de vida. El enganchador trabaja arriba de la torre enganchando alguna parte de la maquinaria. Resulta que si las papas queman (si hubiese papas lo digo en el sentido literal), la única salida es engancharse a una zip line y deslizarse por decenas de metros hacia la tierra… Además parece que los accidentes son muy comunes ya que pasa que cuando se encuentra gas, este puede estar a altísima presión y pistonea todo el equipo para arriba.

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La oveja se creía perro…

Allá arrancamos con el amigo, me regaló un enorme refuerzo de milanesa que había comprado en Río Turbio. Cuando llegamos al cruce con la 255 donde pensaba quedarme estaba lloviendo violentamente por lo que me invitó a acompañarlo de vuelta a Punta Arenas. El tenía que levantar a su madre, comprarse o un laptop y/o un celular y volvíamos a Villa O´Higgings, un pueblito cerca de la angostura, donde está el ferry hacia Tierra del Fuego (no confundir con el último pueblo de la Carretera Austral llamado también de esa forma). A la noche en Villa O´Higgings cenamos con parte de la familia de mi anfitrión. Su padre, Winston es trabajador del campo pero también escritor y arqueólogo aficionado. Ya va por su tercer libro e incluso me regaló una copia de su segundo libro «Historias del Fin del Mundo». Yo a cambio le regalé la copia de Don segundo Sombra que el desconocía. Yo lo había comprado a un compatriota Uruguayo en una librería en El Bolsón. Cenamos un exquisito guiso de Pollo entre otras cosas y tomamos unos fernet. Otra vez me sorprendió la desinteresada amabilidad de la gente del sur.

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Primera Angostura, por donde cruza uno de los ferrys hacia la Isla grande de Tierra del Fuego

Amanecimos y luego del desayuno partimos. Como en muchas ocasiones en el viaje, insistieron en que me llevara panes y comida. Me despedí de la flía y arrancamos con Winston y su socio que tenían que hacer unos trabajos y ya de paso me tiraban en la balsa.Llegado a la angostura del estrecho (no es medio redundante decir eso?), el ferry no había llegado pero ya estaban todos los camiones y vehículos en fila la cual recorrí varias veces sin suerte. Los camioneros me decían que si fuera por ellos me llevaban pero como la regla de la empresa era no llevar a nadie, si los otros camioneros los veían los botoneaban. Otro veterano que iba a Río grande, donde iba yo, claramente no me quería llevar y se puso nervioso y me tiró «vos no querés venir conmigo, este auto anda mal» jaja. Por allá cayó una camioneta y pegue viaje derecho hasta Rio Grande. El tipo, macanudo, tenía una empresa constructora en el sur.

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Cruzando el Estrecho de Magallanes

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